Casi todo está dicho y escrito, sobre la presencia
de las mujeres en los medios de comunicación y sobre el tratamiento que hacen
los medios de las cuestiones que afectan a las mujeres. Lo único que queda es
asumirlo y buscar soluciones. Llevo mucho tiempo dándole vueltas a este asunto e, incluso, ha habido
episodios que han tenido que ver con el medio en el que trabajo. Quizá es el
momento de incluirlo en esta ‘Caja de cosas’.
El modo de hacer,
o de vivir, el periodismo que conocimos se está cayendo ante nuestras narices.
Ya no hay dueños de la información (Enrique Bustamante, Los amos
de la información en España, Madrid, filcal Ed., 1982) sino dueños de las empresas de la información.
Un público que hasta ahora (quizá) habíamos minusvalorado, y hasta ignorado,
nos juzga y observa cada día en las redes sociales. Ya no hace falta disfrazar
de información una rectificación, porque la gente nos juzga cada día. Si te
equivocas en un enfoque, o en el modo de
titular, lo mejor es admitirlo al momento. O tomas tú la iniciativa, o el mundo
de las redes sociales lo hará por ti.
El 26 de mayo de se publicó un artículo absolutamente
machista en el periódico donde trabajo (es Ultima Hora; lo digo aunque todo el
mundo lo sepa). Me dolió especialmente porque
ese artículo ('La mujer, ¿víctima o verdugo?') repetía los argumentos que poco
antes había utilizado en el Diario de Mallorca otro escribidor. Días después, también en UH, se publicó una carta al director
presentando como crimen pasional el intento de asesinar a una mujer. Y hace
nada, un articulista enloqueció cuando, cuestionando el fenómeno de Pokémon Go dejó colar lo que opina de las mujeres. No es nuevo. Hay un libro que
(incomprensiblemente, en mi opinión) se
vende en las librerías feministas,
supongo que por el modo en que se ha traducido en español (‘Escucha
hombrecillo. Discurso de la mediocridad’) de
Wilhem Reich, que sólo es una empanada mental parecida a la del autor
del artículo sobre el fenómeno de Pokémon Go. Lástima que en los años sesenta
no existieran Twitter o Facebook para ponerlo en evidencia.
¿Quiere eso decir que Ultima Hora es un diario machista?
Sin duda, no. No más, en cualquier caso, que el resto de la sociedad. Digamos que España tiene
dos problemas enormes, dos grandes carencias de las que, en vez de presumir,
habría que intentar ponerles remedio: la incapacidad
de aprender idiomas y el trato que se da a las mujeres. El repelente comentario
privado de Pablo Iglesias, el de Podemos, sobre Mariló Montero le anularía en cualquier país digno
como presidente de Gobierno. No se puede aguantar ni en privado ni como broma
de ‘machotes’.
Pero me estoy desviando. Quizá habría que recordar cómo
la Ultima Hora de los años setenta fue el primer diario que dio voz a las
feministas. Quizá habría que recordar cómo, en las primeras elecciones, fue el
primer periódico que dejó oír la voz de
las mujeres. Recordar todo eso y documentarlo, quedará para quienes escriban la
historia del periodismo y la política en Mallorca. Lo único que pretendo, en
este escrito, es dejar constancia de la necesidad que existe de convocar a un gran debate abierto sobre periodismo y género.
Veo que en Catalunya eso ya está en marcha y es una buena noticia. Creo que
todos los periódicos de Baleares tendrían que sumarse a ese debate. Quizá el mes de agosto es un buen momento.
Hay dos máximas del periodismo con las que nunca he
estado de acuerdo. Una, que ‘los periodistas nunca son noticia’. Y no
únicamente por la utilización del masculino como genérico. La otra, que ‘perro
no come perro’, que me parece ofensiva. Los periodistas, y las periodistas,
siempre son noticia. Y que, en más de cien años, sólo dos mujeres hayan
dirigido periódicos en Balears, algo
debe significar. Que ninguna mujer haya dirigido el primer periódico de
España, El País, también es relevante.
Hay mucho que escribir. Y sobre todo, mucho que cambiar.
Lo intentaré argumentar otro día.
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