Ahora sé que, un día de estos, algún diario titulará en portada «Invasión extraterrestre. La Tierra atacada». Supongo que me percataré del titular mientras tomo café. Que lo miraré, lo leeré (quizá comprobaré si se incluye algún comentario editorial) y que, sin darle mayor importancia, pasaré al resto de noticias. La verdad es que hace algún tiempo que llevo dándole vueltas a la idea de que nuestra derrota comenzó el día en que nos robaron la capacidad de sorpresa. Nada de lo que viene ocurriendo desde hace algún tiempo parece ya una novedad. Lo he confirmado esta semana. La renuncia del Papa duró un día en portada. Cuando escribo, los noticiarios le dan vueltas a un caso de espionaje entre políticos y ni siquiera que caiga un meteorito en Rusia causa conmoción alguna. Que Bárcenas tenga 21 millones en Suiza o que un banco abra un proceso de desahucio por poco más de 300 euros viene a ser lo mismo. Una noticia devora a la otra con naturalidad pasmosa y si después de la reforma laboral nos atacan con otra, pasaremos página. Y si un día te dicen que hay que pagar por respirar tampoco te sorprenderá demasiado. Se ha impuesto antes la contrarrevolución que la revolución. Es decir: nos hemos dejado robar la sorpresa. Y, así, no hay quien avance.
Arcoiris, UH,16 febrero
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