Ahora sé que, un día de estos, algún diario titulará en portada «Invasión extraterrestre. La Tierra atacada». Supongo que me percataré del titular mientras tomo café. Que lo miraré, lo leeré (quizá comprobaré si se incluye algún comentario editorial) y que, sin darle mayor importancia, pasaré al resto de noticias. La verdad es que hace algún tiempo que llevo dándole vueltas a la idea de que nuestra derrota comenzó el día en que nos robaron la capacidad de sorpresa. Nada de lo que viene ocurriendo desde hace algún tiempo parece ya una novedad. Lo he confirmado esta semana. La renuncia del Papa duró un día en portada. Cuando escribo, los noticiarios le dan vueltas a un caso de espionaje entre políticos y ni siquiera que caiga un meteorito en Rusia causa conmoción alguna. Que Bárcenas tenga 21 millones en Suiza o que un banco abra un proceso de desahucio por poco más de 300 euros viene a ser lo mismo. Una noticia devora a la otra con naturalidad pasmosa y si después de la reforma laboral nos atacan con otra, pasaremos página. Y si un día te dicen que hay que pagar por respirar tampoco te sorprenderá demasiado. Se ha impuesto antes la contrarrevolución que la revolución. Es decir: nos hemos dejado robar la sorpresa. Y, así, no hay quien avance.
Arcoiris, UH,16 febrero
viernes, 15 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
Juez
Eran tiempos sin digitales, aún no existía Facebook ni Twitter y casi bastaba una mano para contar las radios, las teles y los periódicos que seguían el día a día local. Quizá fue la primera vez que me pasé por los juzgados de Vía Alemania. El juez interrogaba a alquien relacionado con lo que luego se llamó Caso Calvià o Calviagate. Cuando el juez Castro abrió la puerta de su despacho y salió al pasillo, yo me acerqué a preguntrarle. Recuerdo, vagamente, que me lleve algo así como una bronca. Me vino a decir que los jueces no informaban en los pasillos. Se ve que ellos hablaban por autos, sentencias, interlocutorias y otros 'palabros' que no formaban parte de mi vocabulario básico. Desde aquella época el juez Castro no ha parado. Soy muy fan suyo. Como sólo soy hombre de principios, tengo empezadas un montón de historias que no me veo capaz de terminar. Incluso una sobre el secreto que esconde el inacabado palacio de congresos de Palma. Por eso me da tanta envidia que que juez haya escrito más de 500 páginas sobre Urdangarín. Si sumanos esas 500 páginas a otros relatos suyos (como La grabadora del Caso Calvià, El velódromo fantasma o El Palacete encantado) tenemos el embrión de una saga sobre la corrupción en Balears. Algo así como Sombras de Ley
(Versión Arcoris, 2 de febrero en UH)
(Versión Arcoris, 2 de febrero en UH)
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