Igual me equivoco, pero después de las próximas elecciones gobernará la derecha. En Baleares, tras las autonómicas y en España, tras las generales. Sí, es posible que esa inevitabilidad, esa percepción que muestran la mayoría de encuestas, vaya en contra de toda lógica y de cualquier observación pausada de la realidad. Pero es que la lógica, y también la observación pausada de la realidad (esa que te permite llegar a conclusiones después de formular y responder una serie de preguntas) han dejado de ser opciones preferentes para el análisis de lo que sucede. Este escrito va, sobre todo, de preguntas, equivocadas o no.
Podría parecer que los gobiernos del PSOE, en coaliciones plurales en muchas comunidades autónomas y en una coalición inédita a dos, izquierda con izquierda, por lo que se refiere al Ejecutivo estatal, han conseguido, en buena medida, mostrar que hay margen para hacer las cosas de otra manera. Sin duda gracias al contexto global y a la pandemia que se quedará como elemento definitorio del inicio de los años veinte de este siglo. ¿Qué reflejo tendrá eso en las votaciones que vienen?, ¿tendrá alguno?
La mayoría de decisiones del Gobierno estatal (asumidas y replicadas por los autonómicos de su mismo color político con alguna matización para consumo interno) han ido en línea con las de otros gobiernos de Europa y con la socialdemocracia. Con la socialdemocracia clásica, de sustancia ideológica, y con la socialdemocracia ‘nueva’ de la posmodernidad; esa a la que se ha subido el capitalismo para sobrevivir. Nadie, salvo la extrema derecha en sus diferentes versiones, cree ya que el capitalismo liberal, salvaje e insolidario tenga alguna posibilidad si no se asoma al armario de la izquierda y toma de aquel lo que le venga bien para la ocasión. El capitalismo y su equipaje ideológico se mantiene porque le ha convenido acogerse a las recetas de lo que dice combatir. Pero en lugar de proclamarlo a los cuatro vientos, ha preferido ‘hacerse el sueco’ (en el sentido con la que se utiliza en español esa expresión, pero también, y con la boca pequeña, asumiendo, a su pesar, posiciones teóricas de la izquierda sin llegar a admitirlo).
¿Hay alguna razón que, desde el punto de vista teórico, justifique un cambio de mayorías? Es posible que sea el agotamiento y la natural insatisfacción permanente que tan bien agita el populismo, muchas veces con inexactitudes, mentiras y, cómo no, eso que llamamos ‘fake news’ (y que son las mentiras de siempre o el retorcimiento de los hechos), tan útiles para construir relatos paralelos. Aunque el populismo se coló en España hace unos años de la mano de la izquierda, la derecha es ahora consumada experta a la hora de agitarlo.
¿Que ha pasado?, ¿por qué ha sucedido todo eso? ¿de quién es la responsabilidad?, ¿de la propia izquierda?, ¿de la clase política en general?, ¿no sólo de la clase política?, ¿también de las organizaciones sociales y económicas y de los medios de comunicación?, ¿cómo ha gestionado este Gobierno (el de Baleares) su relación con los medios?, ¿cómo han gestionado los medios su relación con el Gobierno?, ¿a quién culpará la izquierda cuando no gobierne después de haber tomado unas medidas económicas y armadas ideológicamente que, en cualquier circunstancia, tendría que haberle llevado a repetir mayorías en una elección de ámbito estatal?, ¿a quién culparán los medios que vinculan su supervivencia a dejarse llevar por el momento?, ¿presenta el caso balear alguna excepcionalidad en relación a lo que ocurre en otras comunidades donde también gobierna la izquierda?, ¿sabe la gente lo que vota cuando vota? , ¿se equivoca cuando vota?, ¿se hablará de todo eso en las campañas o se tirará sólo de argumentario? ¡Hay tanto en juego más allá de un relevo político! Y no sólo en el tablero de los partidos políticos.
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