miércoles, 22 de julio de 2015

Mozart, el nuevo Gobierno e IB3

Principios de los ochenta. Cuando El País era El País, Manuel Vicent escribió un artículo que se titulaba ‘No pongas tus sucias manos sobre Mozart’.Contaba que presenciaba una fiesta que había organizado su hija, educada en una cultura de izquierdas, cuando alguien se acercó a un disco de Mozart. Y que él, que aceptaba todo, no pudo menos que saltar para evitar que lo cogiera. ‘No pongas tus sucias manos sobre Mozart’. Eran los años en que todo parecía permitido; Felipe había ganado las elecciones en España y se inició la época aparentemente más libre que ha vivido este país, aquellos ochenta en los que todo se veía  posible.
Quizá algo de razón tengan los de Podemos cuando nos dicen que nos creímos demasiado la Transición y que la hemos idealizado. Quizás. Pero la realidad es que los de Podemos, aquí en Baleares y en otras ciudades y comunidades, han  jugado un papel determinante para que los herederos, y herederas, del socialismo de los ochenta vuelvan a gobernar.
Hasta es posible, y estos días se ha visto en  las Islas, que  hayan soñado con IB3, la televisión autonómica  y  los medios de comunicación. Un nuevo gobierno acaba de estrenarse y sólo se me ocurre tomar prestado parte del titular de Vicent, que no pongan  sus manos sobre los medios de comunicación, ni siquiera sobre IB3.
No escribiré sus ‘sucias manos’, porque nada hay tan limpio como gobernar tras unas elecciones. Pero sí, que será un gran error extender su poder sobre los medios. Que no los compren, por favor. No sirve para nada. Ni con los públicos, ni con los privados.
IB3 no le ha servido a ningún gobierno autónomo para ganar las elecciones. Lo intentó Matas, y resultó bochornoso, cuando se la inventó.  Gastó y gastó y dio programas a amistades del poder que abochornaron al personal y no sirvió para nada. Tampoco a Bauzá le ha servido para nada controlar IB3. De hecho, el último presidente del Govern se equivocó mucho con la tele autonómica. Pero no más que los dos gobiernos de Antich con los medios privados. Tanto  Jordi Bayona, que iba de ‘guay’ con algunos medios (hasta que salió trasquilado) como Gina Garcías, posiblemente la peor responsable de comunicación de un gobierno de izquierdas, fracasaron estrepitosamente. Es de suponer que Francina Armengol hará todo lo contrario. Garcías nunca entendió lo que era IB3 (su gobierno debatió cerrarla unos días y empezar de cero) y se pensó que con llamar a quejarse a los medios privados bastaba. Craso error.
El nuevo gobierno ha empezado mal con IB3. Y no hace falta reunir a una comisión de expertos para definir el proyecto. Basta con que aclare si quiere una televisión o un telediario. Basta con que defina si conviene invertir en una tele en la que se puedan ver programas varios o sólo en un informativo diario. El coste será diferente. Pero también es posible que ambas propuestas sean compatibles si, de entrada, no ponen las manos en los informativos. Obviamente, tampoco se trata de que el modelo de televisión pública lo decidan las demás empresas del sector. Sería como dejar el futuro del hospital de  Son Espases en  manos de la  clínica  Juaneda o la Rotger.
 Los gobiernos están para tomar decisiones.
Otro día,  más.

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