Principios de los ochenta. Cuando El
País era El País, Manuel Vicent escribió un artículo que se titulaba ‘No pongas
tus sucias manos sobre Mozart’.Contaba que presenciaba una fiesta que había
organizado su hija, educada en una cultura de izquierdas, cuando alguien se
acercó a un disco de Mozart. Y que él, que aceptaba todo, no pudo menos que
saltar para evitar que lo cogiera. ‘No pongas tus sucias manos sobre Mozart’.
Eran los años en que todo parecía permitido; Felipe había ganado las elecciones en España y
se inició la época aparentemente más libre que ha vivido este país, aquellos
ochenta en los que todo se veía posible.
Quizá algo de razón tengan los de
Podemos cuando nos dicen que nos creímos demasiado la Transición y que la hemos
idealizado. Quizás. Pero la realidad es que los de Podemos, aquí en Baleares y
en otras ciudades y comunidades, han jugado un papel determinante para que los
herederos, y herederas, del socialismo de los ochenta vuelvan a gobernar.
Hasta es posible, y estos días se ha
visto en las Islas, que hayan soñado con
IB3, la televisión autonómica y los medios de comunicación. Un nuevo gobierno
acaba de estrenarse y sólo se me ocurre tomar prestado parte del titular de Vicent,
que no pongan sus manos sobre los medios de comunicación, ni siquiera sobre
IB3.
No escribiré sus ‘sucias manos’,
porque nada hay tan limpio como gobernar tras unas elecciones. Pero sí, que
será un gran error extender su poder sobre los medios. Que no los compren, por favor. No sirve para nada. Ni
con los públicos, ni con los privados.
IB3 no
le ha servido a ningún gobierno autónomo para ganar las elecciones. Lo intentó
Matas, y resultó bochornoso, cuando se la inventó. Gastó y gastó
y dio programas a amistades del poder que abochornaron al personal y no sirvió
para nada. Tampoco a Bauzá le ha servido para nada controlar IB3. De hecho, el
último presidente del Govern se equivocó mucho con la tele autonómica. Pero no
más que los dos gobiernos de Antich con los medios privados. Tanto Jordi Bayona, que iba de ‘guay’ con algunos
medios (hasta que salió trasquilado) como Gina Garcías, posiblemente la peor responsable de comunicación de un
gobierno de izquierdas, fracasaron estrepitosamente. Es de suponer que Francina
Armengol hará todo lo contrario. Garcías
nunca entendió lo que era IB3 (su gobierno debatió cerrarla unos días y empezar
de cero) y se pensó que con llamar a quejarse a los medios privados bastaba.
Craso error.
El
nuevo gobierno ha empezado mal con IB3. Y no hace falta reunir a una comisión
de expertos para definir el proyecto. Basta con que aclare si quiere una
televisión o un telediario. Basta con que defina si conviene invertir en una
tele en la que se puedan ver programas varios o sólo en un informativo diario. El
coste será diferente. Pero también es posible que ambas propuestas sean compatibles
si, de entrada, no ponen las manos en los informativos. Obviamente, tampoco se trata de que
el modelo de televisión pública lo decidan las demás empresas del sector. Sería como dejar el futuro del hospital de Son Espases en manos de la clínica Juaneda o la Rotger.
Los gobiernos están para tomar decisiones.
Otro
día, más.