La normativa electoral española prevista para abordar una campaña electoral desde los medios públicos -que confunde intenciondamente información y propaganda- desvirtúa totalmente su papel y pone en peligro su principal razón de ser, como vienen denunciando asociaciones y sindicatos de periodistas.
Desde el inicio de esta campaña electoral para las europeas del 25 de mayo, he intentado -tanto a través de Twitter como personalmente- que algún cargo político de los que tienen representación parlamentaria me explique claramente porqué siguen apoyando los bloques electorales precocinados y si son, o no, partidarios de su reforma. En general, privadamente, la mayoría defiende el sistema actual e, incluso, asegura que queda garantizada la representatividad. No distinguen espacios de propaganda electoral de la información sobre la campaña electoral y se sienten muy cómodos en la confusión.
Estas absurdas normas empeoran cuando los medios tienen que afrontar un debate electoral televisado. En este caso, la responsabilidad es, sobre todo, de los partidos que lo pactan todo para que no se hable de nada. En general, todo se reduce a entrevistas paralelas que, en muchos casos, rozan la censura (como negarse a que se vean gestos de sorpresa o comentarios cuando habla otro) y no representan, para nada, lo que debería ser un debate. Para hoy está previsto un 'cara a cara' entre Elena Velenciano (PSOE) y Arias Cañete (PP) que, a buen seguro, no se diferenciará nada de otros experimentos anteriores. Lo más lamentable de esta 'censura previa' disfrazada de objetividad es que los partidos también juegan a esto cuando no hay elecciones y no están obligados por ley. Se vio en el 'debate' que el PSOE balear organizó en abril de este año entre sus aspirantes a las primarias: Aina Calvo y Francina Armengol.
Escribo hoy sobre este asunto, del que escriben la mayoría de periodistas e informadores, el día después de ver en una televisión de Mallorca, Canal 4, un encuentro entre seis representantes de otras tantas formaciones que concurren a las elecciones. El PP no quiso acudir.
En general, el modelo de Canal 4 no me gusta, (otro día intentaré explicar las razones en 'Caja de Cosa'), como tampoco me gustó la entrega total de los medios audiovisuales a IB3 cuando el ex presidente Matas impulsó la televisión sin contar con el resto de partidos. Se rindieron antes de tiempo. No me gustaron los inicios de IB3, que cargos del anterior Govern del Pacte barajon cerrar temporalmente, ni me gustan otras otras peculiaridades de la tele autonómica.
Sin embargo, el 'debate' de Canal 4 sí podría aproximarse a lo que la gente también llama debate en la vida cotidiana. Hubo planteamientos generales, quienes participaban tenían opción de replicar y hasta surgieron asuntos no previstos. Es cierto que la moderadora aportó propuestas marca de la casa (asuntos que interesan a la ´linea editorial' de la empresa) pero también es verdad que cada participante se 'retrató y que llegó a visualizarse un abanico de propuestas que no siempre se reflejan. Otro día, más.
Sin embargo, el 'debate' de Canal 4 sí podría aproximarse a lo que la gente también llama debate en la vida cotidiana. Hubo planteamientos generales, quienes participaban tenían opción de replicar y hasta surgieron asuntos no previstos. Es cierto que la moderadora aportó propuestas marca de la casa (asuntos que interesan a la ´linea editorial' de la empresa) pero también es verdad que cada participante se 'retrató y que llegó a visualizarse un abanico de propuestas que no siempre se reflejan. Otro día, más.
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