La llegada al Gobierno del presidente Bauzá, después de las elecciones autonómicas de mayo de 2011, supuso un cambio radical en la relación que la Administración balear había mantenido con los medios de comunicación. Meses después, tras una de las remodelaciones del Ejecutivo, uno de los consellers supervivientes contó que el PP había llegado al Gobierno con la sensación de tener a todos los medios en contra. Y eso que no hacía demasiado (marzo de 2011) ‘La Gaceta’ había sacado una edición para Baleares y que su primer director terminaría ocupando un cargo por cuenta del recién estrenado poder. Incluso Antonio Alemany, después de romper con El Mundo, pasó brevemente por el aquel proyecto. Parecía un intento de la derecha mediática de buscar su espacio a la sombra de la Administración. Como si todavía fueran los años ochenta y noventa.
Después de que el PP consiguió la mayoría absoluta, había mucho interés por parte de las empresas periodísticas de las Islas en saber cómo se iba a resolver el relevo y si volverían los tiempos de Javier Mato, el artífice del primer Matas y de su enfermiza relación con los medios. Los años de Mato/Matas son imprescindibles a la hora de analizar política y medios de comunicación en las Islas y sus inicios ya se han descrito en este ‘blog’. Sorprendentemente, una vez en el Gobierno, Bauzá, optó por un perfil aparentemente bajo para lidiar con un sector que entraba en una fase convulsa. No hubo aproximaciones más o menos destacables a los medios escritos -a quienes el nuevo poder daba por perdidos en aquel momento-, y su primer movimiento fue para encauzar el rumbo de IB3, la televisión autonómica que Matas se había inventado en 2004 según aquella estrategia tan suya, y que tanto parecía divertirle, de convocar a los medios y endosarles un anuncio sorpresa. Fue llegar Bauzá y su equipo de comunicación y jugar otra vez esa carta. Aunque en circunstancias totalmente diferentes a las de su nacimiento.
Todavía ha pasado poco tiempo para entrar en detalles. Bastará recordar que, sin admitirlo públicamente, el Gobierno anterior al de Bauzá, el segundo de Antich, llegó a plantearse cerrar y volver a abrir la tele autonómica. Los consellers Albert Moragues y Carles Manera barajaron esa posibilidad que, finalmente, no se concretó. Posiblemente, porque los socialistas no tenían el control de IB3 en aquellos primeros momentos de su segundo mandato (2007-2011) y nunca llegaron a tenerlo del todo. Es lo que va de formar parte de un gobierno de pacto a un gobierno de mayoría absoluta. El PP sí llegó al gobierno con mayoría absoluta. Y no sólo al Govern de Balears. También la consiguió en tres de los cuatro consells y por eso pudo cerrar Televisió de Mallorca, que había escapado a su control tanto con UM como con el PSIB, y centrar su estrategia de comunicación en los medios audiovisuales. La sensación de que iban a tener a la prensa escrita en contra y que no supieran entonces cómo controlarla, que el relevo coincidiera con el peor momento de los medios (decenas, decenas, decenas y más decenas de periodistas se quedaron sin trabajo o empezaron a trabajar en condiciones laborales propias de otro siglo) y, fundamentalmente, que la crisis inaugurara un gobierno de recortes, llevaron a Bauzá a considerar los medios de comunicación como la última pieza de su acción de gobierno. 'Lo que sea pero sin que nos cueste un euro. Ya vendrán si quieren' parecía ser su máxima del momento. Esa fue la carta de ruta inicial del PP para lo que no fuera la tele y algunos proyectos audiovisuales. Incluso, seducido por la moda del momento, aquel poder autonómico llegó a imaginar que bastaban las redes sociales para vender su doctrina. Pero no se puede atribuir únicamente al PP la errática relación que el poder balear ha tenido con los medios. Hay ejemplos y nombres de épocas anteriores que también contribuyeron a lo que vino después. El análisis queda para otro día.
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